Este ramo debía de se natural, una mezcla de flores pequeñas en tonos blancos y verdes, un toque fresco para un vestido blanco con chaqueta de color. Las flores delicadas, sedosas y con texturas ligeras en diferentes blancos, con los ranúnculos blancos y verdes como protagonistas.
De esta fresca combinación, salieron los prendidos de solapa y unos ramilletes que, atados en el coche, acompañaron a la novia en su gran día.

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