Tiempos de cambio de estación, tiempos para disfrutar de los placeres de estos cambios que nos rodean, intentando apartar el "chaparrón" que últimamente parece que siempre amenaza en el horizonte...... Pasan días, semanas, estaciones. Y llega el verano. Aprovechando que últimamente duermo muy pocas horas y me despierto intempestivamente temprano, no encuentro mayor placer para los sentidos que trabajar al aire libre, mientras todavía la temperatura es fresca y cambia poco a poco la altura del sol que aparece entre las lomas, amaneciendo. Y recibo los primeros rayos de su calor, que anuncia en poco tiempo ser insoportable. En este momento, el trabajo está casi acabado y es hora de tomar, muy, muy temprano, el primer café. Son las 8:00 de la mañana. Despierto mi letargo nocturno y todos mis sentidos. Empaqueto los centros de flores que dentro de unas horas presumirán entre la música, las risas y las copas de una fiesta sorpresa en un bonito jardín de Madrid.
Antes de cargar el coche, los observo durante un ratito, y sonrío por lo mucho que alegran este sencillo taller de verano, con café, pijama y flores...... más no se puede pedir!
