Una boda. Nubes de paniculata.

Ha sido una semana especial y estupenda, porque hemos trabajado la decoración floral para una boda en iglesia con un solo tipo de flor: la Gypsophila paniculata. El resultado ha sido precioso, una composición de “nubes” de infinitas pequeñas florecillas blancas, guardando la simetría del imponente altar barroco. El diseño para este espacio resultó ser singular y bello, gracias a la sensibilidad, confianza y audaz sugerencia de Maite y Juan en su encargo, contrario a la habitual recarga floral de composiciones que llena las iglesias, intentando muchas veces competir con la ya exuberante obra artística de los altares.



Planta de Gypsophila paniculata



La Gypsophila paniculata es una planta muy apreciada como flor cortada aunque casi siempre participa en los ramos florales como verde ornamental. En estos casos, aporta volumen y luminosidad al conjunto floral.

Perteneciente a la familia Caryophyllaceae, es originaria de Europa y Centro de Asia. Es una planta perenne y alcanza alturas que varían de entre medio y algo más de un metro según las variedades.

Las flores de La Gypsophila paniculata pueden ser simples o dobles y en cuanto a su color, depende de la variedad cultivada, siendo las de color blanco las más populares. Estas se desarrollan en grandes masas de pequeñísimas flores de tal forma que muchos la llegan a calificar como ‘velo de novia’ o ‘espuma blanca’.

Flor de paniculata

Días antes de la boda, nuestro taller se llenó de masas de paniculata, desprendiendo su maravilloso aroma floral una vez desempaquetada y colocada en sus cubos con agua. La temperatura y la luz eran perfectas para sacar nuestras mesas y herramientas fuera y trabajar los arreglos, pacientemente, al aire libre.

Presencia dulce y rotunda de las nubes de paniculata
en el campo, ya preparadas para salir hacia su iglesia!

Muy temprano por la mañana cargamos y salimos para el montaje. Y aquí teneis el resultado, luciendo perfectas en el altar!

Ramos de novia. Gama de color y carácter.

Hoy he empezado el día pensando en el color, y rápidamente me ha venido a la mente las imágenes de los cuadros de Monet. Nadie como él ha sabido pintar, desde mi parecer, el color, la luz, la niebla, la claridad y la atmósfera. Precisamente con el color como lenguaje para transmitir el frío, la calidez, la frescura o la penumbra.

Puede parecer extraño, desde mi paleta de color de las flores, que cite a tan inmenso artista, pero nos alimentamos de grandes maestros para nuestra inspiración y aprendizaje.

Vuelvo a insistir en que los humanos, como parte que somos de la naturaleza, realizamos desde su perfección y desde nuestra imperfección nuestras pequeñas obras, buscando equilibrio, armonía, simetrías, texturas, materia y transformación.

Un trabajo muy especial para un florista es un ramo para una novia. Tenemos que crear, con un pequeño grupo de flores, algo muy especial que simbolice una parte muy importante en la vida de una persona. Un momento en el que se concentra mucha felicidad, ilusión e intimidad. Es una joya, un detalle que puede transmitir y llevar implícito el carácter y la sensibilidad de la novia que lo lleva. Es también un acento y complemento de su figura y vestido. Es color y es recuerdo para toda la vida.

Cada tipo de flor imprime desde su forma un carácter especial. Un ramo puede ser sereno, romántico, explosivo, pícaro, glamouroso, coqueto, sensual, mimoso, tímido, espectacular, silvestre, natural, cálido……… como nosotros mismos en todas nuestras facetas. Todo depende de si utilizamos orquídeas, rosas o margaritas, o de si mezclamos uno u otro tipo de variedad de flor. La combinación es infinita.

Y el color debe transmitir la esencia de una persona, el carácter y la personalidad, reflejada en nuestro aspecto interior y exterior. Vuelvo a Monet y observo sus obras de gamas frías, cálidas y neutras. Gracias, maestro, nos vemos en Giberny.

Aquí os dejo algunos trabajos agrupados por color. Cual es el tuyo?


Colores cálidos







Colores fríos.



Colores neutros.